domingo, abril 27, 2008

INTERVENCIÓN DEL P. ROBERT DAVIAUD:


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Un primer llamado en calidad de responsable general del Prado: estoy muy contento de haber participado en esta Asamblea. Sentir o percibir que es lo que sucede en América Latina: las sociedades están en movimiento, para el bien o para el mal. La búsqueda del Prado y de los Episcopados de América Latina son comunes, por lo tanto estamos viviendo un momento favorable. Es una alegría que al mismo tiempo nos compromete mucho. Al escucharnos he estado invocando a los amigos del Prado en África, sobre todo en donde hay violencia. El texto de Aparecida está muy bien para América Latina, y me pregunto ¿no habrá también ahí algunos llamados para la iglesia universal?, ¿cómo esto que se reflexiona puede ser un aporte para la iglesia universal? Desde el Consejo General, esto habría que socializarlo con otros Prados, ya que es muy válido, sería un llamado a la comunión en la diversidad.

El otro asunto es que estamos en un tiempo favorable y al mismo tiempo hay urgencias para el Prado Latinoamericano, existe el peligro de un envejecimiento. Es un desafío para nosotros para reunir a seminaristas y sacerdote jóvenes, no solo por agrandar la estructura, sino para comunicar la gracia del Prado a nuestras iglesias particulares. Tenemos algo positivo, que hay vocaciones, mientras que en otros países esto ya es una preocupación, ¿cómo permitir que logren las vocaciones sacerdotales hoy en América Latina, acoger la gracia del Prado?

Distinguir quienes están en etapa de acogida y quienes en primera formación. Hay el desafío de los sacerdotes que están entre los 45 – 50 años tomen la formación y la animación. Lo que estamos viviendo esta mañana. Que esté claro que el consejo general está a nuestro servicio, que a los prados no les quepa la menor duda al solicitar algún servicio. En el mes de febrero se tendrá reunión con el nuevo consejo del equipo general. Será el momento en que se seleccionarán las grandes líneas para los años que vienen, dentro de lo que los miembros de la asamblea general solicitaron.
¿Conviene continuar con sesiones cada dos años como hasta ahora?, ¿o más bien optar por reuniones regionales? Hay muchas pequeñas cosas en el prado que no se pueden abordar fácilmente en encuentros regionales. Tenemos que tratar el tema del consejo ampliado.

Otro asunto: el año internacional. Es algo positivo, habría que continuar con la realización cada dos años. Es interesante que sacerdotes de distintos países y continentes puedan hacerlo juntos. Va comenzar en septiembre de 2008 un año internacional, será animado por José Aristeu y Juan Olloqui. Los dos ya hicieron el año pradosiano. Hay la posibilidad de que participen uno o dos mexicanos, uno de Brasil, uno de Corea del Sur, dos franceses y quizá uno de Madagascar y un Congolés.
El año pradosiano está abierto a todos los pradosianos, tienen la posibilidad (está en las constituciones). Es importante organizar a los pradosianos por países o región para que no haya la dificultad de las lenguas. Desde el consejo general se promueve que haya años pradosianos en distintas partes del mundo. Todo pradosiano con compromiso puede pedir hacer el año pradosiano. El año pradosiano internacional es un tanto distinto, en el sentido que el consejo general invita a hacer ese año a partir de propuestas de los diferentes prados. Hacer un año pradosiano nos sirve a nivel personal, pero también sirve al Prado internacional. Con frecuencia los que han hecho el año pradosiano asumen responsabilidades en su país.

El seminario del Prado en Limonest, un lugar precioso para nuestra familia porque nos recuerda cuales son las dos dimensiones del carisma del Prado: el trabajar con los pobres y formar apóstoles para los pobres, sobre todo presbíteros. Se trata de un seminario internacional que no depende de la conferencia episcopal francesa, sino de Roma, lo cual nos da prácticamente una gran libertad. Aunque tratamos de situarnos en coherencia con los seminarios de Francia. El año pasado se escribió un pequeño fascículo el cual viene siendo como una especie de carta del seminario.
La capacidad del seminario es para 25 – 25, la mayoría de los sacerdotes son formados en sus diócesis. La mitad de los seminaristas son franceses y los demás del resto del mundo: Haiti, Corea del Sur, Madagascar, Vietnam, el Congo, la isla de la Reunión (sur de África). Para el consejo hay una doble preocupación: como formar el equipo de formadores, eso significa que hay que solicitar a los obispos que faciliten a los pradosianos de sus diócesis para esto el 80% no aceptan, ya que los necesitan en sus propias diócesis. Hay unos 30 sacerdotes incardinados al Prado, los que dependen del responsable general. Esta comunidad tiene como objetivo ayudar en las tareas de formación, tanto del Prado como la formación del seminario mismo, para poder servir en misiones especiales (la misión en Argelia), donde es difícil enviar sacerdotes a las iglesias diocesanas. No tenemos ya más reservas, lo cual me preocupa para el futuro. La primera preocupación es encontrar formadores y seminaristas. Esto depende de todos los pradosianos, cómo hacer sobrevivir ese seminario. Actualmente ya no dependen de Francia, es el conjunto de todos los pradosianos que deben colaborar es este sentido.
Las estructuras que son propias del Prado, son el seminario en Limonest, la casa central, y la parroquia en Roma, que tiene por finalidad acompañar a la comunidad cristiana, y también, acompañar a los sacerdotes que van a estudiar en Roma y algo simbólico para la familia del Prado. El Padre Chevrier envió a algunos diáconos a formarse en Roma. Es importante para nosotros el enraizamiento en la diócesis y al mismo tiempo el sentido de catolicidad. Están dos sacerdotes latinoamericanos y un africano.